El 75 % de este suministro se lleva a cabo en la zona de los vasos sanguíneos más pequeños (microcirculación). Por lo tanto, se trata de la zona en la que las células sanguíneas suministran nutrientes y oxígeno a tejidos y órganos y, en el trayecto de vuelta, llevan consigo los productos residuales para su eliminación.
El corazón es el encargado de desplazar las células sanguíneas a través de la circulación sanguínea. En total, las células sanguíneas deben suministrar y limpiar un área de más de 120.000 kilómetros. Dado que el corazón no puede hacerse cargo él solo, necesita ayuda.
El estrés, la falta de sueño, una mala alimentación, hábitos poco saludables, enfermedades y, por supuesto, la edad, ralentizan el movimiento de bombeo de los vasos sanguíneos más pequeños. Esto se aplica a la gran mayoría de las personas. Como resultado, las células sanguíneas se mueven mucho más despacio y no puede cumplir adecuadamente con su cometido. Un suministro deficiente a tejidos y órganos lleva a largo plazo a una disminución del rendimiento físico y mental, dolores, malestar y enfermedades.
La terapia vascular física de BEMER puede contrarrestar estos efectos dentro de unos límites. Con ayuda de una señal de estimulación de transmisión electromagnética, se estimula el movimiento de bombeo de los vasos sanguíneos más pequeños y, de este modo, puede normalizarse el flujo sanguíneo en esta zona.